Cuando el antiguo Sello de Aethernis se rompe, liberando deidades desterradas hace tiempo al reino mortal, el mundo se hunde en el caos. En el centro del caos se encuentran Kael (Henry Cavill), un guerrero semimortal maldecido con la inmortalidad, y Selene (Gal Gadot), una feroz diosa de la luna dividida entre la lealtad a sus congéneres y la compasión por la humanidad. Juntos, deberán liderar una incómoda alianza de héroes contra la ira del dios-señor de la guerra Theron (Jason Momoa), cuya ambición amenaza con consumir el cielo y la tierra.

Las imágenes son impresionantes: ciudadelas doradas flotando en las nubes, batallas titánicas en mares tempestuosos y dioses blandiendo armas de luz y sombra. La meticulosa dirección de Villeneuve garantiza que cada enfrentamiento se sienta a la vez operístico e íntimo, con la cámara deteniéndose tanto en una mano temblorosa como en relámpagos que parten el cielo.

Las interpretaciones elevan el espectáculo: Cavill encarna a Kael con una intensidad melancólica, Gadot infunde a Selene una gracia etérea y Momoa devora la pantalla con una ferocidad primigenia. La banda sonora de Ramin Djawadi es una sinfonía de tambores de guerra, cantos corales y cuerdas evocadoras que hacen inolvidable la batalla culminante de la película, librada bajo un eclipse carmesí.

⭐ Veredicto: 9/10 — La Guerra de los Inmortales es una fusión impresionante de mito y cine, que ofrece espectáculo, emoción y una historia digna de leyenda.